Encontrar pareja hasta no hace tanto implicaba pasar por el eterno ritual. Una mirada furtiva, un gesto que parece casual pero no lo es, una pregunta insegura, un tal vez que es un sí...
Todos hemos sentido ese nudo en el estómago al ver a esa persona que nos gusta y decidir que sí, que íbamos a reunir el valor para dirigirnos a ella. Es esa sensación que es idéntica al miedo pero que no tiene nada que ver con él, esa sensación cuyos ecos nos acompañarán en nuestro trayecto por la vida por muchos años que cumplamos.
Esa sensación va -iba- aparejada a la presencia, a la cercanía de la otra piel, de los otros labios, de los otros ojos. Para bien o para mal nos descubríamos ante el objeto de nuestro enamoramiento, estábamos expuestos, las mejillas sonrojadas, el pulso desbocado. Un sí o un no en esa tesitura era algo muy próximo a la vida y a la muerte, y el día siguiente a ese sí o ese no se antojaba como una revisitación del cielo o del infierno en la tierra.
Pero entonces llegó internet...
Llegó internet y el amor quedó, pero las reglas cambiaron. Encontrar pareja en internet implica hoy por hoy renunciar a unos sentidos para agudizar otros, y sobre todo implica prestar mucha atención a los pequeños detalles. En ellos radicará gran parte del éxito o del fracaso a la hora de encontrar pareja.
Sígueme a través de este blog y te explicaré algunos de esos pequeños detalles que deberías tener en cuenta. Y otras cosas.
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