sábado, 27 de octubre de 2012

Vamos a contar mentiras: su estado civil


Cuando queremos encontrar pareja partimos de la premisa de que todas las personas que acuden a los lugares habituales de encuentro que internet propicia para estos menesteres están disponibles, entendiendo por disponibles que no tengan a su pareja a menos de veinte metros de ellos viendo ignorantes la tele, por poner un caso.

- Lo/le voy a dejar - suele decir ella/él cuando tras semanas de profundas y apasionadas conversaciones y promesas de amor incondicional y eterno acaba reconociendo que tiene pareja, hipoteca a treinta años vista y descendencia numerosa.

Y tú te lo/la crees o no te lo crees pero quieres creer que te lo/la crees  y dejas pasar el tiempo y te vas metiendo en esa charca de aguas agridulces que otros llaman amor clandestino, y dejas pasar el tiempo y un día claudicas a sus pretensiones y te entregas sin exigir que la tercera persona salga de la ecuación, y al hacerlo te conviertes en la tercera persona.

Encontrar pareja no es -no debería ser- eso, salvo que tú lo elijas voluntariamente. Y aquí lo de elegir voluntariamente tiene mucho que ver con lo de comprar después de haber comido que desarrollábamos en otra entrada del blog. No te metas en callejones sin salida, nadie que mienta sobre su estado civil y que además pretenda que te incorpores al triángulo de su inseguridad y su capricho merece la pena. Tú vales más, así que demuestra que al menos uno de los dos tiene claro lo que quiere.








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