martes, 6 de noviembre de 2012

No eres tú, soy yo


Siguiendo con nuestro recorrido por las frases célebres que iniciamos en el  artículo anterior, frases  con las que se suelen obsequiar en determinados momentos las parejas, hoy nos detenemos en la que da título a esta entrada:

No eres tú, soy yo

Ya desde un prisma estrictamente semántico podríamos concluir que a esta frase a la que acuden con cierta frecuencia las parejas le faltan elementos para ser inteligible. La construcción lógica debería tener una estructura tipo: no eres tú el que/quien ...., sino que soy yo el que/quien ....., colocando como complemento directo lo que proceda.

Al faltar dicho complemento directo, el miembro de la pareja que realiza la afirmación está hurtando de manera cobarde al destinatario una explicación coherente y fundamentada de por qué su relación de pareja está a punto de irse a criar malvas, que en el fondo es lo que le está diciendo.

En tres de cada cuatro ocasiones esta frase podría traducirse por: ¿Tú te acuerdas de cuando éramos solamente amigos y abusando de tu confianza estuve durante semanas dándote la vara con que nunca jamás me iba a enamorar de otro/a cabronazo/a más, de esos/as que son sólo fachada y no tienen mundo interior ni le respetan a uno/a como persona humana, y te juré que a partir de ese momento sólo me enamoraría de buenas personas y que si incumplía mi promesa me raparía la cabeza al cero y luego vomité y no me acuerdo de más pero que siendo consecuente con esa promesa y -todo hay que decirlo- también debido a tu insistencia acabé manteniendo una relación cuasimarital contigo?. Pues vengo a informarte que me he comprado una maquinilla de afeitar.

Pues ese vendría a ser el complemento directo.

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